sábado, 29 de mayo de 2010

IDENTIDAD Y CULTURA Notas sobre el ser rosaleño III

Por: Héctor Correa
Punta Alta, 20 de febrero de 2008


No creo necesario definir el término cultura en este caso. Aún muchos antropólogos no se han puesto de acuerdo acerca del verdadero significado, o sus alcances; y para esta pequeña comunidad basta con que señalemos que este vocablo engloba la peculiaridad del ser rosaleño en todo sentido y en todos sus ámbitos. Podemos hablar de cultura en lo que se refiere a las pro-ducciones artísticas o artesanales del habitante, como de aquellas conductas o actitudes de la cotidianeidad, o los proyectos elaborados y destinados para el bienestar, la salud y la formación integral de la comunidad, estén impregnados o no de significados o condimentos políticos intencionalmente concebidos. En última instancia la sociedad toda es partícipe de este concepto, es protagonista, forma parte, y tiene un claro compromiso en esta tan compleja y abarcadora expresión. Que unos se sientan más protagonistas que otros, asuman acciones más emprendedoras y enérgicas que sus vecinos a la hora de encarar emprendimientos, no les quita, ni los ex-cluye de ser copropietarios de la cultura de su terruño. La impronta que le imprime el rosaleño a sus acciones, reclamos o planes, va a ser o constituir nuestra idiosincrasia, signada por compromisos, indiferencia o anomia según el caso.
Sobre nuestra “patria chica” –expresión que contiene una tremenda carga semántica y emocio-nal-, ha recorrido, desde sus inicios, un proceso cívico-militar, que dejó, en forma permanente, un huella muy profunda de orden ético-moral, que impregnó en su totalidad las acciones, las actitudes, las obras, los actos sociales, el entusiasmo, la energía, las instituciones de toda índole, los medios, las conductas colectivas e individuales, los escasos o nulos movimientos artísticos, los eventos deportivos, la actividad integral del habitante y todo tipo de acontecimiento, incluida la educación (síntesis y objetivo primordial de toda comunidad para el desarrollo de su futuro), y la política sobre todo, dejando como estereotipada una forma de ser propia y perfectamente definida en cuanto a sus rasgos y señales. De tal modo que pasaría a ser esto la cultura rosaleña, por darle una identidad distintiva frente a la de otras localidades vecinas del sur de nuestra pro-vincia.
“No vamos a tocar –aunque deberíamos-, las implicancias políticas (partidarias o no) de tales atributos de nuestra comunidad, instituida a través de ya muchos años de consolidación y cimentación. Vamos a recalcar los fenómenos socio-culturales que se generaron a partir de ese perfil peculiar.” Dijimos en una nota anterior. Y son varios los aspectos que vale la pena señalar en este orden y a la hora de puntualizar de alguna manera nuestra “cultura”.
Que hemos generado una forma de ser, una personalidad propia, no nos cabe ninguna duda. A través de los años, desde antes de conseguir la autonomía, consolidamos ciertos rasgos que nos han caracterizado muy bien, es decir con mucha claridad, en lo que atañe a darle carácter a cier-ta forma de vida, ciertas instituciones, y ciertas expresiones comunales, un carácter donde el espíritu naval primó –tanto entre civiles como en la propia armada- frente a lo meramente civil. Es decir, en otras palabras, se miraba hacia “adentro” quedando el “afuera” para la población ale-daña o pegada, con una reja y una vía como límite o frontera. Ésta, con el tiempo, fue una barre-ra o una cuña (como quieran llamarla) que penetró en la vida cotidiana y en las instituciones de Cnel. Rosales. No vamos a tocar aquí –aunque sería bueno hacerlo- la cuestión de cómo las tierras que hoy ocupa El Ministerio de Defensa fueron cedidas en su oportunidad para el asenta-miento militar, constituyendo un enclave de clara proyección geopolítica regional como dijimos en otra ocasión. Pero, sí vamos a recalcar, ya que éste es nuestro objetivo, que dicho enclave configuró, por un lado una trayectoria histórica particular de la población civil y militar convi-viente, y por el otro, una “cultura” cívica de poca trascendencia a la hora de situarnos frente a esa región y especialmente frente al vecino más importante, con el que disputamos ciertos espa-cios con poca o ninguna fortuna. Si ésta realidad no influyó e influye en la rosañoleidad, enton-ces no podremos nunca hablar de identidad, cultura o pertenencia. Sostengo que fue más que determinante, fue decisiva en la formación, y en la generación y constitución de nuestra forma de ser, no hay duda.
Otro dato que nos signó, nos marcó, y nos hizo como somos fue la autonomía. Si analizamos con detenimiento el perfil geográfico-militar del momento, el contexto socio-económico, el período histórico de la provincia y el país, podemos comenzar a comprender cómo ciertos hechos fijaron nuestra proyección como comunidad y nuestro destino. Si en este entorno o cuadro de situación nacimos institucionalmente, también, de la mano de los autonomistas y de cara al apa-rato militar, vimos la luz en el sur de esta enorme provincia y a las puertas de la región más des-pojada y abandonada de nuestro territorio.
Nosotros no tenemos expresiones culturales de real significación y peso específico propio como para constituir, al estilo de un pueblo originario o una región con peso histórico autónomo, una “cultura” perfectamente definida y distintiva del resto de la región pampeana. Coparticipamos de los rasgos, propios del habitante de esta región, formamos parte de un complejo territorial bien determinado y sufrimos de la indiferencia y la falta de interés de los factores de poder que con-fluyen en la capital del país, hoy llamada Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sólo nos hace dife-rentes, de otros distritos, el hecho de ser un poblado donde han convergido inmigrantes de al-gunos países europeos, y de la migración interna provinciana, producto del asentamiento militar. Esto nos hace, repetimos, ser como somos. No otra cosa. Partimos de este estado para definirnos, describirnos, y asentar los fundamentos del ser rosaleño.
Todo este cuadro someramente descripto, con algunos aditamentos históricos, políticos y sociales, provocaron algunos hechos culturales de relevancia, inéditos e irrepetibles desgraciadamente en la historia de Punta Alta. Por ejemplo, allá por la década del sesenta se creó El Jazz Club Punta Alta, el Cine Club Punta Alta, y algunos emprendimientos deportivos ( softbol y rugby) de relativa importancia pero de cierta significación social por sus características que escapaban a los deportes tradicionales. Y un poco más adelante el Círculo de Ajedrez de Punta Alta marcó el hito socio-cultural más trascendente por su proyección no sólo en el terreno ajedrecístico sino en el orden social ya que pretendió también cubrir una interesante y muy rica gama de actividades destinadas a promocionar e incentivar –hablo del Premio Alfil- la realización de actividades enriquecedoras –mesas redondas donde se debatían temas relacionados con el distrito- para el habitante rosaleño, ya sea desde el punto de vista ético-moral como el deportivo o el esparcimiento, y el artesanal, sin contar aislados brotes destacados y sobresalientes en la música, la pintura y la cerámica. Y menciono estos esfuerzos como destacables por dos importantes moti-vos: porque se gestaron fuera del marco burocrático-institucional del gobierno comunal, con escaso o nulo apoyo oficial, y porque algunos de ellos fueron inéditos, originales y de un pro-fundo impacto en la comunidad por los vecinos que rodearon las acciones y por la forma en que colaboraron para su realización. Y esto trae aparejado un aspecto notable para mencionar, y es la duda que nos produce la injerencia oficial en los hechos culturales de cualquier comunidad. Si dicha intromisión es beneficiosa o sólo genera una burocracia administrativa con intenciones pseudoculturales incapaz de promocionar o incentivar en forma genuina, real y espontánea dichas acciones, la expresión artística y artesanal o tan sólo las formas primarias del rico acervo que yace a veces adormecido en el interior del hombre. Toda una cuestión muy polémica que hace a la naturaleza de este tema y al desarrollo de las poblaciones o grupos con intenciones de proyectarse hacia dimensiones donde lo permanente y ancestral, lo profundo y original, el ger-men y el cimiento, tienden a querer manifestarse más allá de los discursos políticos o institucionales.
Es así como hoy, apenas, logran surgir notables expresiones, con inciertos resultados como para permitir su continuidad, me refiero a las revistas Numen y Dazebao, al margen de todo apoyo oficial, o bien actividades individuales en otros órdenes, y en cambio se vuelcan grandiosos esfuerzos en el otorgamiento de premios rodeados del aparato comunal, e indiferentes en lo que respecta a agrupar, promover, o bien dejar lugar a la participación espontánea de organizaciones o vecinos a veces ellos producto de la generación y el esfuerzo colectivo. Todo un tema.
Lo que sí es claro que la complejidad del asunto nos promueve y nos incentiva para una seria reflexión acerca de ciertas posturas tomadas, especialmente a partir del año 1983, con el advenimiento de esta democracia, en lo que respecta a la necesidad de “administrar” nuestra cultura. Y así surgieron ciertos personajes que encabezaron, fueron líderes de esta posición, que tiene condimentos ideológicos indudables y nos llevaron a este estado de cierta parálisis en cuanto al entusiasmo y a la necesidad de volcar nuestras mejores energías en la actividad socio-cultural. Todo un conflicto comunal no ajeno a la crisis política y dirigencial que impregnan las organizaciones sociales y atraviesan muchos ámbitos de nuestra poderosa y vital condición humana que merece esto y mucho más.

PERTENENCIA E IDENTIDAD :Notas sobre el ser rosaleño II

Por: Héctor Correa
Punta Alta, 13 de febrero de 2008


Se ha hablado mucho sobre el término identidad, se ha incluido en numerosos discursos y se ha mencionado hasta el cansancio. Agota insistir en este concepto si es tan vacío a veces, y tan complejo y profundo otras tantas. Por lo tanto será un desafío afrontar un intento más, aportar otro punto de vista o enunciar nuevos contenidos destinados a su dilucidación.
Aclaremos lo siguiente, no es cuestión de discutir si los rosaleños tenemos o no identidad, si merecemos tenerla o no, o si constituimos un grupo humano extraño que luchamos por albergar alguna. Con respecto al conflicto por detentarla, a los esfuerzos por instituirla, o si debemos esforzarnos hasta el límite de nuestras fuerzas, tampoco creo que deba ser así.
Ninguna comunidad después de más de cien años de existencia –una historia-, con un espacio propio geográfico y políticamente bien determinado, con una población arraigada, mayoritariamente estable, con instituciones, organizaciones comunitarias y estructura social bien definidas, carece de iden-tidad. Entonces ¿de qué hablamos cuando hablamos de identidad? Quizá no sepamos describir esa identidad, no sepamos descubrirla, hacerla visible, resaltarla, mencionarla con todas las letras, o simplemente llamarla de alguna manera, si es que se puede poner en palabras algo tan vital y sustancial como la forma del ser de una comunidad como la nuestra.
Muchos hemos fundido identidad y autonomía. Más, hemos enarbolado como bandera de lucha, para abonar y ahondar en nuestra identidad, la cuestión de la autonomía y de sus precursores, pero no supimos con claridad definir por qué esa palabra ha prendido con tanta fuerza en los discursos y mensajes de políticos y jefes administrativos de nuestros últimos gobiernos, específicamente desde el año 1983 aproximadamente. Poblaciones como la nuestra son desde hace mucho tiempo comuni-dades autonómicas, o deberían serlo, teniendo en cuenta los instrumentos jurídicos-políticos y administrativos que nos rigen en el orden provincial. El hombre, la mujer, integrante de este conjunto de habitantes no debe de estar muy comprometido ni compenetrado de esta situación, propia de cualquier Distrito, si nuestros dirigentes creen que deben apelar continuamente a esta terminología a los fines de estructurar políticas de estado o hacer valer derechos sobre asuntos relativos al desa-rrollo y el bienestar comunitario. Siguiendo con esta lógica, somos autonómicos, tenemos una identidad, por lo tanto no debemos preocuparnos por esto, más bien deberíamos preocuparnos por alcanzar mejores niveles de bienestar y confort como sociedad, aprovechar bien nuestros pocos o suficientes recursos, y hacer que nuestro futuro sea venturoso para nosotros y nuestros hijos. Este es otro discurso o suena así, pero se sustenta en otros parámetros y no gira en el vacío de lo redundan-te o anacrónico. Al menos debería ser así, pero la realidad de estos últimos años ha demostrado que en verdad no es así.
Con respecto a nuestras carencias, a los conflictos jurisdiccionales, y a las disputas con el estado nacional y provincial sobre nuestros derechos heredados que atañen a la geografía del Distrito y a los bienes, constituyen cuestiones sin resolver, y hacen a políticas de estado que nuestros políticos tienen que tomar en serio para poder explicar a sus conciudadanos y determinar así los caminos a se-guir para alcanzar esos objetivos, considerados como vitales y estratégicos para el crecimiento de la sociedad toda. Somos una sociedad autónoma y gozamos de una férrea identidad como para llevar adelante esos reclamos con la suficiente energía y potencia ante los poderes que correspondan. Explicarle a la población que si luchamos sólo por esos objetivos alcanzamos o nos dirigimos hacia nuestra autonomía plena, es como reconocer la no existencia de la misma.

Detengámonos en el sentido de pertenencia ahora. Nadie puede negar que el sentido de pertenencia tiene una dinámica producto de factores de distinta naturaleza. Está estrechamente unida al arraigo, y por supuesto al desarraigo. Arraigo es fijarse en un lugar, crear raíces, vincularse de tal manera que la acción de alejarse entraña una actitud o consecuencia emocional, y no sólo física o material. Nuestra consolidación en un emplazamiento determinado hace a ese sentido de pertenencia que nos ata, nos une a la tierra y nos compromete desde todo punto de vista, las raíces se hacen profundas, y la raigambre se torna ser, ser con la tierra y con todo lo que nos vincula. Pero, no se constituye en un asunto individual, de un ser único, aislado, todo lo contrario, se hace y tiene sentido en tanto y en cuanto forma parte de una comunidad, donde los intereses individuales se pierden en el conjunto y se funden hacia un destino común. Es el amor por el terruño, por el lugar, entendido éste por un espacio vivido con una localización concreta y un sentido de pertenencia. Cuando ese sentimiento se hace muy firme, se consolida, se dice que echa raíces, es cuando nos comprometemos emocional-mente, y comienza a tener historia. No creo que en Cnel. Rosales no haya individuos con tales senti-miento de arraigo y pertenencia.
Si avanzo un poco más y hablo de historia, de memoria, de vida, de compromiso y de objetivos comunes, también hablo de conciencia, de conciencia territorial, del ser y el tener del lugar y de sus habitantes. El término conciencia del lugar tiene mucho que ver con la raigambre, con el sentirse parte de un destino común, pero esa conciencia es vital, cobra vida, cuando se torna activa, se hace uno con los objetivos primordiales y siente que debe avanzar y dinamizarse hacia nueva y mejores formas de vida, es la supervivencia y los deseos de perpetuarse de la comunidad toda como un ser vivo que siente que debe luchar por su vida y su existencia. Y la conciencia se hace historia en la medida en que no sólo comprende su futuro, sino que aprende y se apropia de los ejemplos y los mejores modelos, que motivaron y dieron forma a los objetivos primeros y sustanciales.
Muchos otros lugares aceptaron o fueron receptores de grupos de hombres de otras latitudes del interior del país, de nuestro país, y del exterior. Las migraciones provocadas por ciertos emplazamientos militares a través de todo nuestro territorio, especialmente hacia bases navales, es un claro ejemplo de cómo se constituyeron comunidades con rasgos peculiares, entre ellas la nuestra, caracterizada por la inestabilidad del grupo y el asentamiento permanente de otros, con rasgos culturales de un cosmopolitismo provincial o un provincialismo cosmopolita dotado a veces de insuficiente sentido de pertenencia o conciencia territorial. Y éste es el caso.
No vamos a tocar –aunque deberíamos-, las implicancias políticas (partidarias o no) de tales atributos de nuestra comunidad, instituida a través de ya muchos años de consolidación y cimentación. Vamos a recalcar los fenómenos socio-culturales que se generaron a partir de ese perfil peculiar.
En una nota anterior hicimos hincapié en la necesidad de construir una fotografía dinámica de la geopolítica de nuestro lugar. Ahondar en las entrañas más profundas y vitales de nuestro ser, como territorio y comunidad. Un punto de partida para el desarrollo de políticas de estado, un alerta también para nuestros dirigentes en todos los órdenes de la vida comunitaria. Comprender, entonces que el arraigo, el sentido de pertenencia y la conciencia territorial son factores fundamentales para ese objetivo, y entender que la peculiaridad de nuestra población reside en ciertas características producto de su condición estratégica en el lugar que ocupa y de su origen como asentamiento cívico-militar, es comenzar a describir esa identidad de la que hablábamos al principio. Memoria e historia toman sentido y se constituyen en fuente y origen de la naturaleza de nuestro ser rosaleño.
Por supuesto hubo y hay grupos, y hablo de vecinos, que se sintieron mucho más comprometidos con los destinos comunitarios que otros quienes aún piensan que su paso es efímero por este rico y bello territorio. Aquellos sumaron esfuerzos supremos y sacrificios vitales a ese sentimiento de per-tenencia, o lo que deseo explicar, constituyeron una conciencia profunda sobre la indefectible nece-sidad de afianzar una comunidad y un territorio propios, de los rosaleños, para los rosaleños y su descendencia futura. Quisieron, sintieron la necesidad de quedarse para construir su patria chica, darle el perfil fundacional necesario y dotarla de la vitalidad que toda localización con sentido de pertenencia requiere. Estos otros grupos que creen en su leve paso seguirán siendo los no-lugareños, aunque no hablen ni digan nada, ni se constituyan u organicen en instituciones, tendrán poco o nulo interés en este terruño y no dejarán nada que enriquezca o abone este paraje. Se identifican como producto de una realidad incuestionable, su compromiso y su conciencia están determinados por una situación institucional irremediable, y su estabilidad será la de otros destinos impuestos desde fuera. Acá la advertencia se asienta en la complicidad, en la no tan extraña fusión entre aquellos que esgri-men su no compromiso en su fugacidad y los otros que, aún ocupando posiciones dirigenciales sociales y políticas, aún siendo legítimos hijos de esta tierra, creen que su sentido es ahondar la no perte-nencia con falsos compromisos y escaso arraigo. Una deformación de la naturaleza peculiar de este lugar, no hay duda.

UNA CASA SIN PUERTAS: Notas sobre el ser rosaleño I

Punta Alta, enero, 2008
por Héctor Correa

La reconocida y muy usada imagen de la casa sin puertas, creada por Alberdi, es perfectamente aplicable a Cnel. Rosales. No es difícil de explicar. Muchos habrán sentido en carne propia las dificultades y los peligros que implica. La falta de comunicación, la escasa o nula respuesta, no encontrarle salida a determinadas situaciones, golpear en vano, incluso hasta la falta de solidaridad. Es una sensación de aislamiento, de soledad, y por qué no de vacío y desprotección ante la adversidad. Como que el mundo termina ahí, y después la oscuridad.
El perfil de distrito sin puertas ni ventanas, o sea sin vías de comunicación hacia afuera, hacia otros distritos, o desde los principales centros económicos provinciales y del país hacia el distrito, o interrelacionados entre sí, sin caminos y rutas ágiles, de acceso y salida fáciles y rápidas, -pensemos en nuestro puerto comercial aún desactivado-, o sin un ferrocarril capaz de conectarnos estratégicamente con el resto de las regiones de importancia económica, es meternos en una larga historia. Pero pensemos hacia delante.
¿Cuáles deberán ser entonces los ejes por los cuales deberá pasar nuestra lucha de aquí en más, y cuáles los escollos que deben vencer aquellos emprendimientos que quieran aprovechar nuestros recursos y riquezas?
No creemos que alcance con embellecer la ciudad, u ordenar el estacionamiento en diez cuadras a la redonda del centro de Punta Alta, para que los vecinos paguen, o arreglar varias arterias y bocacalles, para situar nuestro Distrito definitivamente como parte del crecimiento regional, junto con los demás de la 6º Sección Electoral.
Tendremos que pensar en algo más importante, por supuesto, después de desmenuzar la anatomía del Distrito para saber con qué contamos y hasta dónde estamos dispuestos a dar.
Es claro que el perfil geopolítico regional conformado por tres polos, uno con un aparente futuro signado por el desmantelamiento del estado nacional, producto de reglas de juego que nada tienen que ver con lo regional, y los otros dos, en clara competencia desigual (puertos y zona franca) por liderar los ejes del desarrollo y la preponderancia marítima, sin antecedentes histórico-sociales que fundamenten tal aspiración, excepto haber sido soporte de actividades portuarias colaterales en algún momento dado de nuestra vida económica, hace que tengamos que analizar detenidamente si los poderes provincial y nacional están dispuestos a aceptar el rol al que los rosaleños aspiramos, quizá base y fundamento de nuestro futuro como comunidad.
Esta breve descripción de la situación geopolítica que todos conocen, requiere sin duda de la puesta en escena de un sinnúmero de factores geográficos, políticos, económicos, sociales y culturales, que será prácticamente imposible de encarar aquí. Sólo abordaremos o enunciaremos algunos de explícita importancia estratégica que hoy en día constituyen barreras a sortear para la dirigencia política de nuestro terruño. Siempre y cuando exista una clara y férrea voluntad para llevar a cabo semejante faena en pos del bienestar de la población.
Existen dos aspectos rotundos, casi obvios, a tener en cuenta. Primero, la geografía, nuestra geografía, la ubicación y las características geográficas del lugar que habitamos. Segundo, la política, los rasgos políticos y las formas de hacer política que emanan de la geografía y sus atributos o peculiaridades que se desprenden de ella. Sobre esto, la experiencia, y la observación han dado señales bien evidentes que nos llevan a rever nuestra historia, cómo consideramos nuestra tierra y qué políticas nos dimos en su momento en las diversas etapas por las que pasó el distrito. Cabe entonces la siguiente pregunta: ¿Se analizó, con la debida profundidad, el perfil geográfico regional y local, como para poder fundamentar aspiraciones de la envergadura a que aspiramos, capaz de poner en duda el peso político-económico del Distrito vecino?
Hay algo importante a considerar bajo esta perspectiva. En la actualidad, en el estado actual de las relaciones e interrelaciones socio-políticas y económicas con nuestros vecinos, existe una paradoja. Por un lado gozamos por compartir mega proyectos de temible proyección futura. Por el otro padecemos de una asimetría política, estratégica y social, que hace que actuemos defensivamente, y como consecuencia, no sepamos ni medir, ni tomar medidas para hacer valer ciertos derechos inmanentes, inherentes a nuestra condición de socios. Aquí, aclaremos algo, la condición de socio quizá no provenga tanto de una mera relación comercial y económica, como de una historia, la vecindad y el haber compartido en algún momento destinos comunes. No nos olvidemos, el mayor polo regional ejerció y ejerce una gravitación que va más allá de lo físico-geográfico, y se adentra en lo cultural, social y emocional. Muchos hijos de esta tierra han bebido de la cultura y educación de nuestro hermano mayor, se han hecho profesionalmente, culturalmente y hasta deportivamente. Sin olvidar que durante muchísimo tiempo, y hasta podemos decir hoy también, nacieron y nacen en sus centros sanitarios. Y mucho más. Ahora, hoy, disputamos espacios donde sabemos que no contamos con recursos ni humanos ni políticos adecuados como para llevar a buen término tales disputas. Esto nos lleva al fracaso y a la frustración. Tenemos claras pruebas recientes en ese aspecto. Por supuesto, se requiere, para subsanar o equilibrar ciertas asimetrías, de claras y bien fundadas políticas que sin duda trascienden el voluntarismo localista y las frases altisonantes que no conducen a nada.
Hasta ahora no desmenuzamos ni describimos con detalles la tierra que habitamos, ni señalamos los km2 de nuestro Distrito al menos, para hacer pie en la extraña y peculiar localización que detentamos y que configura el rasgo más peculiar a descifrar. Pero ya tenemos algo, y creo que es más que suficiente para empezar a escudriñar, muy pocos lo podrán negar.
En el reciente trabajo (publicado en el 2000) realizado por un grupo de investigación coordinado por las licenciadas Margarita Bróndolo y Sandra Bazán sobre La Geografía de Punta Alta y Partido de Coronel Rosales, tal el título, donde se analiza “el espacio geográfico, potencialidades y restricciones”, ubica y describe nuestra tierra con claridad, y logra constituirse en un obligado manual de consulta para tener a mano a la hora de conocer los rasgos geográficos, aspectos socio-económicos, y las características institucionales que hicieron de Cnel. Rosales un Distrito peculiar, digno de, no sólo de geógrafos, sino también de antropólogos, sociólogos, especialistas en psicología social, y economistas con intenciones de clarificar, dilucidar y desentrañar los atributos y cualidades de una población surgida, no de las entrañas de los pueblos originarios precisamente, pero sí del aporte de países europeos (italianos y españoles) dentro de las distintas oleadas inmigratorias que tuvo nuestro país a través de su historia. Con respecto a la migración provinciana o del interior profundo, cabe resaltar la acción del estado nacional, el asentamiento militar naval y sus aportes logísticos, para la creación o generación de una estructura poblacional dinámica, inestable, muchas veces fugaz y perecedera, constituyéndose en una particularidad cultural que muchos vieron y otros olvidaron al crear o asumir políticas de consolidación y crecimiento sostenido. Este estudio, asumido con una intención claramente didáctica, informativa y formativa, demuestra que hubo y hay, al menos en grupos aislados y un tanto marginales de la acción política y educativa, profesionales con objetivos de aportar conocimiento sobre lo nuestro desde ángulos que muy pocas veces son tomados en cuenta para la toma de decisiones o la instrumentación de proyectos alternativos a lo ya conocido. Es que el análisis de semejante estructura geopolítica, donde confluyen intereses asentados en concepciones estratégicas perimidas o descontextualizadas, si nos atenemos a lo que se observa a nivel planetario, con sus conflictos y desplazamientos económicos a veces no tan previsibles, es una tarea ciclópea con los recursos y medios con que contamos en nuestra patria chica. Sin embargo constituye todo un hallazgo que podamos adentrar nuestro ojo un poco más en nuestras costas y médanos milenarios, aunque sea como curiosidad e intención informativa desgraciadamente.
Pero tenemos otro vecino, si así podemos llamarlo, dado su carácter jurídico-estratégico y su dependencia extra regional, su particular condición social, y su historia, más sujeta a los avatares del estado nacional que a lo regional y local. Esta peculiaridad le ha dado privilegios y un perfil de escaso compromiso socio-cultural, pero, paradójicamente, de gran peso específico a la hora de las decisiones que atañen a los destinos de los habitantes y vecinos de este terruño.


La lucha en sólo estos dos terrenos no es fácil. El primer paso es político. Significa reunir individualidades, grupos de vecinos, ONGs, partidos políticos, instituciones en general, detrás del objetivo enunciado. El 2do. hace al agrado de conciencia de la comunidad sobre la real situación actual, la actitud de nuestros dirigentes, y la organización que como consecuencia se pueda llegar a alcanzar.
Se han enumerado muchos mega emprendimientos locales y regionales en estos últimos 20 años, como únicos caminos viables para superar la crisis y el estancamiento. Pero ninguno tuvo la más mínima idea de cómo lograr el difícil inicio; lo que significa que nadie tuvo la más mínima idea de cómo crear las condiciones mínimas necesarias para vehiculizar o hacer plausibles dichos emprendimientos.
La magia y el voluntarismo de los dirigentes quizás sean las dos conductas más nefastas para una comunidad que quiere despegar. Nadie ha alcanzado jamás ningún resultado positivo, menos en el orden económico, por haber sólo enunciado o por haber puesto las mejores intenciones a la hora de las decisiones.
La disposición, la energía, la claridad en los objetivos, y por sobre todo la certeza y oportunidad en las primeras medidas fundamentales, son y serán las claves para el éxito. Saber cuál es lo primero, no desperdigar energías en vano, saber medir los objetivos y nuestras fuerzas, es la principal tarea del dirigente, en cualquier orden.
La comunidad, nuestros vecinos, esperan eso de nosotros, no otra cosa inalcanzable e irrealizable.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Trastorno Bipolar o Trastorno Maniaco depresivo

Por: Eduardo Jorge Ogian
Licenciado en Psicología
MP: 00212
Este tipo de trastorno es parte de la nosografía de los trastornos del estado de ánimo en el DSM IV e ICD 10 (F 31) Ciclotimia (F34.0). y se consignan si son leve , moderado ó grave.
Se caracteriza fundamentalmente, en que la persona que lo padece transcurre su ánimo por una sinusoide emocional. Entre la depresión a la manía y mixtos.
En el trastorno Ciclotímico, esa sinusoide antes nombrada, es menos pronunciada, va desde estados de depresión menor a estados de hipomanía, con menos tiempo de duración en cada estado. En el caso del trastorno bipolar, esa sinusoide es mucho más pronunciada desde estadios de depresión mayor a estadios de Hipomanía y manía. En el trastorno Bipolar I, existe historia de episodios maníacos o mixtos y frecuentes episodios depresivos , En el Trastorno bipolar II, existen uno o más episodios hipomaníacos, sin episodios maníacos o mixtos y acentuada polaridad en ánimo depresivo mayor.

Durante los episodios depresivos el paciente suele entrar en un ensimismamiento caracterizado por tristeza, desvalorización, pesimismo, ausencia del impulso vital, lentitud psicomotora, filiación caracterizada por la aflicción y dolor moral.

En el polo maníaco el paciente se siente en el excitado, inestable, generoso, lleno de ilusiones y de proyectos, en una euforia sin límites, que lo llevara la persona al placer de correr riesgos, a compras compulsivas, a estar hiperalerta, y fundamentalmente sentir un gran hedonismo ante la sensación de omnipotencia fluye de su interior. Presentan ideales megalómanos (cambiar al mundo, mitigar el hambre, salvar a la tierra de desastres ecológicos), situación que genera un gran placer ó emprender proyectos muchas veces imposibles de plasmar.

Algunos de los pacientes pueden presentar síntomas psicóticos. En el DSM IV se consideran a estos casos, como trastorno bipolar II con síntomas psicóticos. Aunque la clínica nos indica, que estos pacientes fundamentalmente, tienen una estructura de base psicótica en donde se asienta este trastorno bipolar. A diferencia de los pacientes egodistónicos de base neurótica, estos pacientes presentan mayor riesgo para su integridad física .

Que es la manía?
La manía es un episodio que consiste en estado de ánimo eufórico expansivo irritable y sostenidamente elevado. Los síntomas característicos de la manía son:
• Autoestima excesiva o grandiosidad.
• Disminución de la necesidad de dormir.
• Verborragia, es decir necesidad de hablar más de lo habitual.
• Fuga de ideas y distractibilidad.
• Agitación psicomotora.
• Dificultad para controlar los impulsos.
• Actitud y sentimiento megalómano basado en la euforia.
• Aceleración del pensamiento.
• Ideas de grandeza.
• Locuacidad.
En los casos de episodios Maníacos extremos muchas veces se recurre a la hospitalización para su compensación.

Qué es la depresión?
Es un estado de ánimo que se caracteriza por su aletargamiento y abulia.
Los Síntomas característicos son:
• Decaimiento emocional.
• Insomnio o hipersomnia.
• Pérdida del deseo, del placer o la voluntad de hacer diferentes cosas.
• Irritabilidad.
• Anhedonia.
• Sentimiento de inutilidad.
• Pérdida o falta de concentración.
• Las situaciones que antes daban placer, pierden su energía.
• Pérdida de apetito o deseo de alimentarse.
• Apatía.
• Inhibición social.
• Deseo de morir.
• Molestias físicas, dolores.

La familia del paciente Bipolar
Lo que manifiestan los familiares de las características que muestran los pacientes bipolares.

• Son manipuladores a los fines de obtener afecto y atención por parte de la familia.
• Son mentirosos durante el episodio maníaco.
• Son refractarios totalmente a la ayuda cuando están deprimidos.
• Desoyen totalmente a sus familias cuando están en el período maníaco. (dificultades para mantener el tratamiento)
• Siempre colocan a los familiares en una posición periférica y ellos se colocan en el centro de las relaciones.
• Cuando están maníacos, al jugar al filo del peligro, generan impotencia y miedo en sus familiares.

Lo que manifiestan los pacientes bipolares de su familia.

• Se sienten incomprendidos.
• Se sienten solos.
• A veces piensan que nadie los quiere.


Tratamiento
El tratamiento de este trastorno luego del diagnóstico preciso, se realiza en combinación de psicoterapia y abordaje psicofarmacológico específico ( Litio, Lamotrigina y en pacientes con componentes psicóticos, Olanzapina y Quetiapina entre otros).
El tratamiento está destinado a la estabilización, y con el mantenimiento del mismo y los dispositivos adecuados, tiene muy buen pronóstico, aunque siempre es imprescindible, establecer la estructura del paciente, el diagnóstico diferencial, los síndromes y trastornos comórbidos, el posible trastorno de personalidad y los componentes del eje IV.
Dentro de las indicaciones sugeridas, es que tome correctamente la medicación, existe en algunos casos resistencia al mantenimiento del tratamiento porque este es de por vida, pero debe primar por sobre todas las cosas la calidad de vida.
Otra de las indicaciones fundamentales, es organizar sus actividades en una agenda a los fines de prevenir situaciones de estrés. Para esto, es necesario establecer tareas en cantidad y calidad, en relación al tiempo que se dispone y dejando espacios temporales para el descanso y los imprevistos.
También, es importante realizar entrenamiento en relajación y actividades de inoculación del estrés, como también, técnicas cognitivas para disminuir la ansiedad en los pensamientos.
Otro de los aspectos a tener en cuenta, es regular el ritmo circadiano, es decir el ciclo de sueño y vigilia, ya que en algunos casos suele alterarse.
Debe abordarse el reconocimiento de las etapas previas a la depresión y la diferenciación con alegría y tristeza, a los fines de establecer indicadores previos preventivos y establecer los mecanismos terapéuticos necesarios.
La terapia individual, grupal y familiar debe ser diseñada según cada caso, es importante el apoyo familiar con mucho amor y sobre todo en los estados depresivos, así como también poder manejar límites en el estado maníaco. En este último caso, los pacientes esperan que la familia los limite y les ponga un freno a los impulsos que ellos mismos no logran aplacar. Eso les da seguridad y sentimiento de protección a pesar de su conducta de reactividad y resistencia. Es necesario que la familia esté atenta a indicadores de suicidio en los casos mas graves a los fines de prevenirlos, en algunos casos también es imprescindible el acompañamiento permanente con atención especial a no ser manipulado por el paciente.
El seguir los consejos del equipo tratante compuesto con profesionales calificados por parte de la familia ayuda en gran manera a la asertividad en el abordaje.

Referencia Bibliográfica
American Psychiatric Association . D.S.M.-IV-TR. Barcelona: Masson; 1994
Becoña E, Lorenzo MC. . Guía de tratamientos psicológicos eficaces para el trastorno bipolar. En: Pérez, Fernández, Fernández y Amigo (Coor.) Guía de tratamientos psicológicos eficaces I. Madrid: Pirámide; 2002.
Callahan A.M, Bauer. M.S, Psychosocial interventions for bipolar disorder, The psychiatric Clinics of North America, 22 (3)
Goldar, Rojas, Outes, Introducción al diagnóstico de las psicosis, Salerno, Bs.As,1994
Husain. O, et al, De la enfermedad bipolar a la organización Maníaco-depresiva: Contribución de los métodos proyectivos. “Revista ADEIP, Volumen 15- 2005

Sitios recomendados

http://www.fubipa.org.ar/

http://www.bipolarweb.com/

http://www.isbd.org/edcenter/index.asp

http://www.fisterra.com/guias2/bipolar.asp#biblio

http://www.med.unne.edu.ar/revista/revista177/5_177.pdf


http://www.ansiedad-aata.org/anxia/008/pag15.html


http://www.alcmeon.com.ar/12/48/03_cicladores.htm

jueves, 20 de mayo de 2010

REFLEXIONES SOBRE EL 25 DE MAYO DE 1810.

Autora: Prof. Marta Sánchez de Schmidt
Contacto: martadepunta@hotmail.com

En la segunda mitad del siglo XVIII se instaló en el mundo, de manera significativa una renovación que modificó las prácticas políticas y sociales de las manos del Iluminismo, y las ideas y acciones económicas, a través del Liberalismo anglosajón.
La geopolítica europea de la época (comienzos del siglo XIX), mostró el avance del poder de Napoleón Bonaparte por Europa, la limitación al control de España en América, lo cual permitió armar el marco propicio para las revoluciones hispano-indianas.
En la América hispánica, desde México hacia el sur del subcontinente estallaron movimientos libertarios en sincronía con los sucesos europeos. La ruptura con respecto del modelo de dominación presentó diferencias en cuanto a objetivos, programas, realizaciones.
En el caso concreto del Río de la Plata, la conducción y la toma de decisiones, la llevó adelante la burguesía mercantil criolla, contando con el apoyo del Regimiento de Patricios. Ambos se convirtieron en la cara visible del ¨poder vacante¨, que culminó con la instalación del Primer Gobierno Patrio en 1810.
Estos momentos iniciales dejaron ver, …¨ un fuerte elemento de prudencia, buscando a la vez, la legitimidad del nuevo modelo¨. (HALPERIN-DONGUI, 1996).
Los cambios producidos no se entendieron de la misma manera por todos los habitantes del ex - virreinato ya que la élite del poder rioplatense pretendía defender y fortalecer el nuevo orden creado a partir de la revolución, …¨ han comenzado los tiempos en que la calle es de los vencedores y tras las ventanas cerradas de sus casas los vencidos, atesoran sus rencores y esperan el futuro…Todo está en silencio, ellos son los que andan de arriba para abajo, por las calles con sus sables arrastrando, metiendo ruido…nadie se mete con ellos…¨ (ROBERTO MARFANY, 1956)
Junto con el aprendizaje de la libertad comenzó la discordia. La conducción revolucionaria mostró por un lado preocupación por organizar primero y por otro, perfeccionar el rumbo, en la búsqueda del modelo de autoridad.

Otro análisis no menos interesante es el de las dos realidades que mostró la revolución:
1. Buenos Aires, capital del ex – virreinato, como conductora, instaló un estilo centralista, liberal, favorecido por su situación geográfica de ciudad- puerto.
2. Otra realidad era el Interior, que poco o nada sabía de lo que se trataba en cuanto a hacer revolución, ya que tenía su modelo económico, político y social basado en el poder que daba la concentración de tierras, en manos de viejas aristocracias feudales.
Entonces la guerra entre estos dos grupos antagónicos pareció difícil de evitar. La base del conflicto descansó en la falta de consensos ya que fue primero Buenos Aires la que lanzó hacia otros escenarios sus ideas, mientras que el interior resistió con sus milicias locales, … ¨ se sabe que el conflicto será costoso, largo … estará acompañado por guerras civiles las que harán desaparecer, al poder revolucionario de Buenos Aires… ¨ (HALPERIN-DONGUI, 1998).
Se menciona al 25 de mayo de 1810 como punto de partida para el nacimiento de la patria… sin embargo el germen federalista de la patria, estuvo primero en el interior y luego se proyectó a la organización institucional, de manera que iniciamos este proceso con lo que se pudo … con lo que se tenía desde la mirada porteña.
Para Hosbawn patria significa ¨ …la suma total de cosas materiales e inmateriales… el pasado el presente y el futuro, que goza de la lealtad de todos …¨ . En sus comienzos el proceso de mayo no tenía la lealtad de todos.

En la evaluación de esos sucesos, a 200 años de su irrupción novedosa, convendría instalar estas reflexiones:

• La influencia del racionalismo francés, a través del armado intelectual de la ¨ruptura¨, que significó apertura y progreso intelectual.
• La ruptura respecto del modelo arcaico y de dominación, que instaló la revolución, cortando de raíz con la lealtad del súbdito a su rey.
• La impronta que marcó el liberalismo económico inglés, que impregnó por casi un siglo, una nueva forma de colonialismo en cuestiones de intercambio y asistencia financiera a los nuevos territorios emancipados.
• La influencia de la Revolución Francesa que …¨colocó a las sociedades en la tarea de reflexionar sobre modelos políticos, impulsando cambios en las estructuras de representación¨ (BENDIX, R. 1995)
• La cultura pre- revolucionaria que resultó significativa para la formación de los hombres de mayo, sobre todo en las universidades de Charcas y Chuquisaca, proclives a las nuevas ideas y a la confrontación entre la ilustración y la dominación borbónica.
• El conflicto evidenció la existencia de una aguda tensión entre las viejas estructuras vigentes y un nuevo tipo de vinculación con la política y la economía respecto a la otra parte de Europa Occidental.
• Las figuras emergentes del proceso de mayo entre ellas: Mariano Moreno, ideólogo y motor de la transformación que se produjo y Manuel Belgrano, que se comprometió militarmente sin serlo a llevar la revolución hacia el interior defendiendo la frontera norte ante el avance realista que intentaba desplegar la contra- revolución.

Como balance final ésta pregunta surge ¿qué hemos logrado a 200 años desde aquel 25 de Mayo de 1810?

Se me ocurren varias respuestas, la primera está dada por la consolidación del modelo republicano, por el voto, por la representación plural, por la educación que se extiende a todos los sectores de la sociedad dando de esta manera igualdad y oportunidades para todos los habitantes.
Una segunda respuesta estaría dada en los ¨logros¨ que esperan los ciudadanos de las instituciones que los representan y que permitan dejar atrás una expresión de Alexis de Tocqueville quien definió a las revoluciones como la ¨Teoría de las Ilusiones¨ que alentaban fantasías en los pueblos, retrasando concreciones y realidades para todos.
Una tercera respuesta debería estar firmemente ligada al concepto de revolución. Esta no es estática, porque es producto del armazón social … por lo tanto se debe seguir sumando logros, incorporando más igualdad, más soberanía… superando las eternas antinomias inclusión- exclusión que comenzaron desde el momento en que se impuso la revolución de Mayo de 1810.
Una cuarta respuesta es instalar el concepto ¨presente¨ que permita ver, disfrutar lo que somos capaces de hacer entre todos, alejando de los discursos ¨el porvenir¨.
Una quinta respuesta como desafío: la re- instalación del patriotismo que parece una utopía en el mundo global, en el cual estamos, al respecto Mariano Rapoport señala que…¨ ese nuevo orden internacional nuestra una trama de interdependencias complejas y asimétricas que no ahorrará a los habitantes del mundo nuevos o clásicos conflictos entre comunidades humanas de distinto tipo incluyendo a los estados nacionales¨...
La sexta respuesta está dada por la siguiente afirmación: la revolución de mayo puso las cuestiones económicas bajo las tutela del mercado internacional. Nuestro presente muestra el despotismo de las organizaciones financieras mundiales. Sería interesante que Argentina rediseñe a través de su política de estado en qué globalización quiere estar:
• ¿en la globalización económica?
• ¿en la globalización de la miseria?
Igual que en 1810 debemos estar atentos y en permanente reflexión sobre estas cuestiones para poder concretar, no digo, un futuro distinto, sí un mejor presente, no retrocediendo en cuestiones de soberanía institucional porque ello sería volver a mayo de 1810.

Joseph Stiglitz, sostiene: …¨ hoy las creencias económicas afectan la política…el estado de mercado de la globalización impacta sobre las instituciones y las personas desmoronando las economías con deudas abrumadoras…¨.

Argentina a lo largo de sus 200 años de historia autónoma tiene experiencia en estos temas, capitalizarlos implicaría no repetir fracasos y no caer en falsos espejismos. Preparación para la política, para la conducción con competencias es lo que se requiere para la ARGENTINA DEL BICENTENARIO.









Citas bibliográficas:

BENDIX, RALPH. 1995. Estado Nacional y ciudadanía. Ed Amorrourtu. pág. 95.

HALPERIN DONGHI. 1996. Historia Argentina tomo III. Ed. Paidós Bs As. Pág 47- 59

HOBSBAWN ERICK. 2002. Naciones y nacionalismos. Ed. Crítica. Barcelona. pág. 24.

MARFANY, ROBERTO, 1956, El pronunciamiento de Mayo. Bs As. Pág 87

RAPOPORT, MARIO. 2004. Argentina y el poder global. Ed. Norma. Pág. 26

STIGLITZ, JOSEPH. 2010. Caída libre. Ed. Taurus. Montevideo. Pág. 20

martes, 18 de mayo de 2010

PERSPECTIVAS GEOGRÁFICAS DEL BICENTENARIO DE LA ARGENTINA

Por la: LIC. DIANA DURÁN

Yo nací en Buenos Aires, ergo soy porteña hasta la médula y he vivido durante muchos años la concentración geográfica, el residir en la ciudad primada. Sin embargo, los itinerarios de la geografía de mi vida cotidiana me llevaron a habitar el Interior –San Carlos de Bariloche y ahora Punta Alta-, y he podido experimentar la Argentina con vívida perplejidad.
Hace más de veinte años escribíamos con Albina Lara y Celia Daguerre un libro muy entrañable, “Argentina. Mitos y realidades” (1992) en el que expresábamos convencidas que las “contradicciones marcadas entre los mitos y las realidades, entre el país mental y el país real, han obstaculizado el desarrollo argentino”. Y además, decíamos, como argentinos padecemos de falsas percepciones y creencias a veces transformadas en mitos nacionales. Hoy, en este Bicentenario, seguimos siendo promesa, seguimos caracterizándonos por ser un país de opositores –como expresara Ernesto Sábato-, y detentamos los mismos problemas y potencialidades que planteábamos en aquel ensayo.
Algunos de los mitos argentinos trazados en ese libro y otras perspectivas actuales vinculadas con el Bicentenario se sopesan a continuación.
Entre ellos, “no trabaja el que no quiere”, típica afirmación argentina que sigue vigente aunque ya no como mito sino como cruel realidad –“trabaja el que puede”- desde que la Reforma del Estado en los 90 –iniciada en la dictadura militar-, provocara la disminución notable de los puestos de trabajo y una precarización y flexibilización laborales dignas de épocas de esclavitud, aparentemente abolida por la Asamblea del año 1813.

Otro mito es que en la Argentina “la gente no se muere de hambre” cuando en realidad nuestra soberanía alimentaria hoy se ve cercada por los procesos de agriculturización y sojización que limitan la capacidad de nuestro país, -otrora granero del mundo-, para producir alimentos, especialmente para las poblaciones más vulnerables.


La Argentina ambiental del Bicentenario
La cuestión ambiental es pródiga en mitos lo que nos lleva a reafirmar a la educación geográfica como formación ciudadana.
Hemos descripto como mito que la Argentina “es inmensamente rica, tiene de todo y no lo sabemos aprovechar”. Al respecto, Albina Lara (2009) explica que la Argentina tiene modelos de producción no sustentable, lo que implica por ejemplo pérdida económica por deterioro de los suelos -1000 millones de dólares por año-. El 20 % de los suelos degradados se localizan primordialmente como erosión hídrica en la Argentina húmeda mientras la erosión eólica, en la Argentina árida. En el espacio rural se agrega la contaminación por agroquímicos, la desertificación y la deforestación. La misma autora identifica en el espacio urbano el déficit en los servicios sanitarios, la contaminación del agua y el aire, la pérdida o degradación de los espacios públicos urbanos y la gestión inadecuada de los residuos sólidos urbanos.
En la escala nacional son notorios la gestión imprevisora de riesgos ambientales y los embates a la biodiversidad así como las consecuencias negativas del cambio climático. En tal sentido, recordemos que durante 2009 la Argentina sufrió la peor sequía en 70 años. La situación afectó tanto a la región pampeana como a zonas más marginales, especialmente en Santiago del Estero y Río Negro, por nombrar provincias distantes. Como sucede inveteradamente, las primeras medidas contra las sequías se tomaron de manera improvisada, cuando el fenómeno climático ya se estaba produciendo.
En “Las utopías del medio ambiente”, Di Pace y otros (1992) también aluden a los problemas ambientales especificando su localización geográfica en el escenario de la frontera agropecuaria activa (Selva Misionera, Selva Tucumano-Oranense y Gran Chaco), la frontera agropecuaria intersticial, en el interior de superficies ya cultivadas como las depresiones con pastizales, sur de Bs. As, el frente arrocero de la zona pampeana en el sector mesopotámico y el frente porotero en Selva Tucumano – Oranense y los frentes de desertificación de la zona Altoandina. Todo ello debido al proceso de agriculturización y sus nefastas consecuencias.
Mientras tanto, sigue pensándose –y no sólo vulgarmente sino en términos de políticas agropecuarias especulativas y apropiación territorial por parte de extranjeros-, que la Argentina es un país templado húmedo, cuando en realidad tres cuartas partes del territorio pertenecen a la diagonal árida latinoamericana por lo que es comprensible el crecimiento del pulpo sojero.
Sin embargo, la Argentina no posee todos los climas del mundo o, por lo menos, una gran parte de los mismos como se piensa sino que la realidad es que “el clima argentino es el clima argentino” (Bruniard, 1986) y se repite muy escasamente fuera de sus fronteras. Así, por ejemplo, la Puna muestra rasgos climáticos únicos en el mundo; la Patagonia presenta un régimen con precipitaciones durante todo el año con máximo en verano, que es una distribución que parecería desvirtuar la habitual sobre los océanos en latitudes templadas. Desde el Río de la Plata hacia el norte se manifiesta una marcha anual de excepción, con lluvias durante todo el año y máximo invernal. En realidad, toda la masa sudamericana se presenta como una gran excepción que no encaja fácilmente en los esquemas planetarios, cuyos orígenes deben buscarse en una conjunción especial entre un modelo de circulación atmosférica, propio del hemisferio sur, y un dispositivo continental que cuenta con un rasgo sobresaliente en la cordillera Andina. Las actividades agropecuarias de secano contradicen la racionalidad geográfica frente a la realidad apuntada.
En términos de aguas superficiales, la Argentina posee una oferta relevante y probablemente las Cataratas del Iguazú o el Glaciar Perito Moreno sean los símbolos turísticos del mito del superávit hídrico; sin embargo, su distribución en el territorio es muy desigual. Así, el 80% del caudal medio de los ríos corresponde a los ríos Uruguay y Paraná de la cuenca del Plata, mientras que un 45% del territorio del país está ocupado por las cuencas de los ríos que sólo aportan el 1% del caudal medio, o carecen por completo de aguas superficiales. El derroche de agua potable y las inadecuaciones uso-aptitud de los suelos, en consecuencia, podría plantearse como el resultado del mito de la oferta hídrica, no sin antes advertir la realidad de los contrafuertes andinos con sus glaciares hoy en proceso de enajenación por parte de mineras y capitales privados.
Por lo demás se agrava la cuestión si consideramos el documento oficial Geo 4 (www.ambiente.gov.ar/archivos/web/GEO/File/Geo_Argentina_2004.pdf) donde se reconoce que “para grandes sectores de la población, la demanda insatisfecha de desagües cloacales y agua potable obliga a la coexistencia de pozos ciegos y perforaciones domiciliarias: las capas de las que se nutren estas perforaciones son contaminadas por los propios efluentes cloacales”. Y señala el volcado “sin tratamiento previo de aguas” como un “problema generalizado en las ciudades argentinas”. Sólo el 42,5 % de la población cuenta con desagües cloacales y sólo un 78,4 % tiene agua de red. El resultado son enfermedades, de las cuales “las más habituales son las hepatitis virales, la diarrea aguda, la fiebre tifoidea y paratifoidea”. El informe propone “que los servicios de saneamiento deben estar al alcance de toda la población, independientemente de su capacidad de pago”.
Más allá de estos temas, sabido es que el ser un país de baja cuenca ha sido una debilidad y no una fortaleza –como se pensaba frente al mito de tener la “puerta de la tierra” en el río de la Plata que se potencia con la metáfora de la gran cabeza de Goliat en la ciudad puerto-, frente a los aprovechamientos hídricos que Brasil ha concretado en la alta cuenca y que nos hacen dependientes de sus decisiones insolidarias –en contraposición a los principios de la Ley General de Ambiente, tan poco aplicada en nuestro país-, respecto al manejo transfronterizo de los recursos hídricos compartidos.
En síntesis, como hemos expresado en un artículo sobre la trama ambiental argentina: “En cambio de ocuparnos a tiempo de que las poblaciones en riesgo ambiental por la localización de sus viviendas, trabajos o itinerarios ambientales coincidentes con la distribución geográfica de alguna anomalía de la naturaleza en su relación con la sociedad -inundación, contaminación, vulcanismo, tornado, entre otras- sean advertidas de los próximos eventos que podrían afectarlos; lo hacemos a posteriori.
En cambio de advertir a los productores agropecuarios que no avancen con sus explotaciones sobre áreas en riesgo de sequía o inundación, desde las políticas gubernamentales se promueve la agricultura y la ganadería especulativas. Luego se lamentan las pérdidas de cosechas o la liquidación de vientres.
En cambio de localizar las nuevas obras de infraestructura previa evaluación de sus impactos ambientales o de construir nuevos establecimientos en las áreas donde la lógica geográfica así lo indica, lamentamos las consecuencias calamitosas de los embalses en la población y el paisaje o deberemos erradicar en un futuro próximo nuevos establecimientos educativos construidos sobre lagos subterráneos de arsénico en una provincia de la Argentina árida.
En suma, actuamos sin previsión, no advertimos a sabiendas porque los profesionales responsables y los científicos lo han escrito y difundido, porque en caso contrario, los problemas estarían en vías de solución o, por lo menos sus consecuencias, no serían tan nefastas”.
Nuestro país –fuera de su notoria posición geográfica central con respecto a sus vecinos colindantes-, no ha dejado de ser un territorio aislado –aún en el conocimiento de grandes obras de infraestructura faraónica como la Hidrovía o IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), de dudosa aplicación al ordenamiento territorial, salvo que éste se comprenda en función de los países centrales. En contrapartida, debiéramos considerar la protección del Sistema Acuífero Guaraní como uno de los reservorios de agua subterránea más grandes del mundo. Se encuentra en el subsuelo de un área de alrededor de 1.190.000 kilómetros cuadrados (superficie mayor que las de España, Francia y Portugal juntas). En Brasil abarca una superficie -en kilómetros cuadrados- de aproximadamente 850.000 (9,9% del territorio), en Argentina 225.000 (7,8%), en Paraguay 70.000 (17,2%) y en Uruguay 45.000 (25,5%).
Debemos también puntualizar con profundo interés nacional que como es sabido, otra actividad económica, la minería a cielo abierto, se ha convertido en un agente expoliante y depredador del ambiente, además de las múltiples consecuencias que provoca en la salud humana y en la vida general de las comunidades. Nuestro país, por el déficit de políticas ambientales y de ordenamiento territorial, sufre los devastadores impactos de esta actividad sin regulación del Estado nacional que es partícipe y cómplice de esta situación, resultado de la globalización económica.
Por lo demás, otro evento que en vez de promover la sustentabilidad profundizará las debilidades de la Argentina del Bicentenario se produjo luego de que el 22 de octubre de 2009 el Congreso de la Nación sancionara la Ley Nº 26.418 de Protección de glaciares y ambiente periglacial. La Cámara de Senadores de la Nación convirtió en ley el proyecto que establece presupuestos mínimos para su protección con el objeto de preservarlos como reservas estratégicas de recursos hídricos y proveedores de agua de recarga de cuencas hidrográficas. El proyecto establece una definición clara y precisa de lo que se entiende por glaciares y ambiente periglacial, prohíbe y/o restringe la ejecución de proyectos o actividades en ellos, como la liberación de sustancias contaminantes, la construcción de obras de arquitectura, la exploración y explotación minera y la instalación de industrias, entre otros. Además impone la obligación de inventariar y monitorear el estado de los glaciares con fines sustentables.
Pero, el lunes 10 de noviembre la Presidencia de la Nación a través del decreto Nº 1837/08 VETÓ esta ley de protección de nuestros glaciares como fuente estratégica de agua potable para el sostenimiento de la vida y del desarrollo de nuestra comunidad. Diversas organizaciones sociales involucradas en el cuidado del ambiente y de la sociedad civil en general expresaron firmemente su profunda preocupación por las consecuencias futuras de esta decisión nefasta para la soberanía nacional.
200 años de una geografía social contrastada
En el ámbito demográfico la Argentina continúa como hace 200 años siendo un territorio escasamente poblado (39.356.383 en 2007, según el Ministerio del Interior), es decir de tamaño poblacional reducido lo que trae ciertas ventajas –baja capacidad de carga- y desventajas, por ejemplo, en términos de economías de escala. La gran concentración en la provincia de Buenos Aires y en el Área Metropolitana Buenos Aires frente a los vacíos demográficos en otras regiones como la Patagonia constituye el signo de un país dual. El bajo crecimiento demográfico y el acelerado proceso de urbanización y, por el contrario, la importante disminución de la población rural también son parte de una geografía social contrastada. La composición demográfica tendiente al envejecimiento para un país joven que requiere un creciente número de población activa, cuestión que va de la mano de la tendencia a evolucionar de un país de inmigración a un país de emigración y del deterioro de su calidad de vida en distintos aspectos, especialmente en lo relacionado al aumento de la pobreza y el desempleo.
En un artículo publicado en Ecoportal, señalábamos que en la escala global, la Argentina vive una situación de declinación en los indicadores de desarrollo humano, en correlación con la instalación del modelo neoliberal en el contexto de la globalización mundial, cuyas consecuencias son las rémoras del desempleo, la pobreza extrema y la pauperización de vastos sectores de la población.
La mortalidad infantil en la Argentina llegó al 13,3 por mil en 2007 –último año con cifras nacionales disponibles–, contra un 12,9 en 2006. El aumento corta una tendencia histórica hacia la baja, que sólo se había alterado luego de la crisis de 2001. Un incremento notorio se produjo en Chaco, donde la tasa pasó de 18,9 en 2006 a 21,2 en 2007. La provincia con mayor mortalidad infantil sigue siendo Formosa, con 22,9. En ocasión del reconocimiento público de estas cifras en la provincia Tucumán el Ministerio de Salud lo atribuyó a “un pico de enfermedades respiratorias” mientras la Sociedad de Pediatría, a “una crisis del sistema de salud”.
Estos datos reflejan una situación muy alejada de la de los países del primer mundo, pero al mismo tiempo, es más alta que las de países latinoamericanos como Costa Rica, Cuba, Chile o Uruguay. Al ser un promedio nacional, oculta las diferencias entre las regiones. Si apreciamos la situación de la mortalidad infantil en los países desarrollados veremos cuán distante está la Argentina de ser, como míticamente se lo ha designado un país del Primer Mundo con males del Tercer Mundo, cuando somos en realidad un país del Tercer Mundo, aunque los informes del Desarrollo Humano de las organizaciones como el PNUD nos engloben en los países de alto IDH.
El proceso de globalización ha gestado el agravamiento de situaciones de pobreza estructural en contextos regionales y provinciales de especiales singularidades socio ambiental y cultural. El caso de Tucumán, enclave regional de la pobreza estructural argentina, es sólo un ejemplo, que se repite en otras provincias argentinas como Jujuy, Chaco o Formosa.
El origen de esas situaciones de pobreza se halla en el deterioro de las economías regionales y sus impactos sociales en contextos especialmente suburbanos y rurales. La manifestación más ostensible de esa situación es el desarraigo cultural y la marginalidad social de las familias pobres, la destrucción del tejido social y de las redes de solidaridad social, a pesar de todos los esfuerzos que encara la sociedad civil.
Frente a todos los indicadores de aparente salud económica argentina, la pobreza se han incrementado en las últimas décadas y, más, en términos de mortalidad infantil hemos mantenido una situación comparable con países subdesarrollados mientras otros indicadores sociales y económicos revelaban una situación más promisoria.
El core del problema es político y cultural. Nuestros pequeños y medianos productores agropecuarios han dejado de sentir a la tierra como un lugar de pertenencia y han dejado de lado las prácticas sustentables transformándose en actores sociales funcionales a los mercados. Ello los convierte en potenciales migrantes internos hacia las ciudades sobrepobladas en sus periferias y también en especuladores como tantos otros sujetos sociales urbanos.
El primer lugar al que llegó la soja en la Argentina fue la provincia de Tucumán, hace ya varios decenios, no sorprende entonces el estallido de la hambruna. Es su consecuencia directa. Como lo fue a todo lo largo del país el despoblamiento del campo, la desaparición de centenares de pueblos y la pobreza creciente en las ciudades.
En términos de geografía de la salud, el Lic. Sergio Páez señaló para Geoperspectivas que “la pobreza y la indigencia se distribuyen en forma muy desigual en la Argentina, con disparidades entre provincias y el interior de ellas, diferencias que son preocupantes y ponen en evidencia condiciones de vida muy diferentes y la disparidad en la protección de los derechos sociales y económicos de los argentinos. Diecisiete de las veinticuatro jurisdicciones del país presentan tasas de pobreza superiores al promedio nacional. En la Argentina –país de reconocida calidad de los profesionales en medicina-, se reconoce la presencia de enfermedades infecciosas, tales como el VIH/sida, tuberculosis, Mal de Chagas, Dengue, Hantavirus, Leishmaniasis y Fiebre Amarilla. Algunas de estas enfermedades, están relacionadas con el deterioro del ambiente. El deterioro del ambiente, tiene que ver con las alteraciones que sufre el hábitat humano, como consecuencia de desmontes, sequías, inundaciones y el aumento de la temperatura. Esto incide en el avance de enfermedades tropicales y en la reproducción de insectos y roedores, que actúan como agentes transmisores de enfermedades. Los mosquitos, por ejemplo, se hacen cada vez más resistentes a las fumigaciones. Pero también la mala alimentación, la suciedad o el contacto de las personas con la basura, la falta de agua potable para vastos sectores de la población y la precariedad de las viviendas y los servicios forman un contexto adverso a la contención de los virus”. (Páez, Sergio. Inequidades sociales, cambio climático y enfermedades tropicales).

Uno, dos o múltiples países
El país muestra una gran heterogeneidad paisajística y ambiental que ofrecen variados recursos naturales para el uso de la sociedad en sus actividades productivas. Se trata de un mosaico de paisajes en el que puede establecerse una primera gran diferenciación geográfica entre la Argentina Árida y la Argentina Húmeda. También se identifican disparidades entre la Argentina montana occidental de los contrafuertes andinos, turísticos y energéticamente dotados y la Argentina llana oriental agropecuaria y urbana; o entre la Argentina poblada y la despoblada o de los vacíos demográficos. Pero todas estas tipificaciones se agregan y se sustancian en una que es la que sigue.
La Argentina del Bicentenario es un país diverso y complejo caracterizado por la dotación de sus recursos naturales y humanos que, sin embargo, no ha alcanzado una posición de excelencia en el concierto mundial, lejana e irrelevante para la Tríada del poder, a pesar de ciertas presencias someras en el Grupo de los 20 y otros actores políticos contemporáneos. Nuestro gran “socio” del MERCOSUR, Brasil, ha sabido dejar de ser un país de la trastienda a diferencia de la Argentina con sus ondulantes y discontinuas políticas exteriores.
Sueños y mitos tan elevados a lo largo de la historia nos han llevado a sentir el fracaso como esencia nacional, a pesar de los discursos grandilocuentes del Bicentenario.
La Argentina es, por excelencia, el país de las disparidades territoriales, que se expresan a través de desigualdades marcadas en la actividad económica y el nivel de vida entre las distintas regiones, especialmente en la eterna dicotomía Buenos Aires y el Interior. Desde sus orígenes, el país ha organizado su territorio como consecuencia de una especie de contrapunto entre Buenos Aires y el Interior, finalmente resuelto a favor del puerto-capital-centro industrial, decíamos en el libro citado (Daguerre, et al. Óp. cit.) a lo que podemos agregar a favor de los centro financiero y globalizador, que concentra el poder y absorbe los beneficios del desarrollo
En las últimas décadas la Argentina detenta la singularidad de ser un país de las disparidades territoriales que se expresan en la permanente dicotomía Buenos Aires vs el Interior, aspecto que se mantiene en los 200 años de historia y que se ha agravado con la destrucción de las economías regionales y el consecuente proceso de destrucción sistemática de la trama social. La superación de esta cuestión debe basarse según Roffman (2000) “en una decidida acción del Estado, en todos sus niveles, que modifique su actual abstencionismo ante el drama económico social. Una estrategia integral de ataque a las causas estructurales del atraso, el desempleo y la pobreza no admite demoras”. Por ahora no se avizora tal acción sino más bien una profundización de la concentración en los mínimos espacios privilegiados actuales.

Podemos agregar, en estos últimos tiempos, otra Argentina, la pampeanizada, relacionada a la imposición del modelo agrícola industrial pampeano a eco regiones no pampeanas, como el Chaco, la Mesopotamia o el Monte que se expande y ejerce una fuerte presión no sólo sobre el territorio, sino especialmente sobre las comunidades de pequeños agricultores, propietarios veinteañales, campesinos o pueblos originarios, que reciben presiones de toda índole para abandonar sus campos. (Pengue, Walter. 2009)
En el mismo itinerario de interpretaciones, un reciente estudio geográfico (Velásquez, 2009) concluye que el NOA y el NEA, regiones históricamente proveedoras de mano de obra, se constituyen en epicentros de la adversidad, en tanto que las restantes regiones argentinas (Cuyo, Pampeana, Metropolitana y Patagónica) aparecen en posición más favorable. Esto, asegura el autor, no se relaciona con un ingenuo regionalismo, porque estos últimos territorios se reproducen los mismos mecanismos de diferenciación que muestra la escala nacional, en la que existen minoritarios grupos sociales con privilegios crecientes y, por el otro, grupos sociales mayoritarios cada vez más alejados de los supuestos beneficios del bienestar. Al analizar el peso de los factores de diferenciación puede comprobarse que los argentinos que residen en zonas inaccesibles también padecen en su entorno los fenómenos negativos vinculados con expulsión de población, ausencia de servicios (particularmente educativos y sanitarios) propios de cierta escala urbana, baja generación y apropiación de riqueza, precoz inserción laboral, elevada fecundidad. Estas carencias y muchas más se producen, asimismo, en contextos más conservadores y de mayor polarización social que los de otras regiones. En contraposición, las condiciones favorables también tienden a interactuar entre sí contribuyendo no sólo a la perpetuación, sino también al incremento de la diferenciación social y territorial.
En cambio de enfrentar estas pétreas realidades, el discurso y la burocracia estatal han creado la Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública -constituida como área dependiente del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios-, con la finalidad de poner en marcha una mítica política de desarrollo territorial estratégico. Esta tiene el objetivo supremo de construir un país integrado y equilibrado desde el punto de vista territorial, con una fuerte identidad ecológica y ambiental y con una organización que favorezca la competitividad de la economía y el desarrollo social.
Los fundamentos sobre los cuales se asienta esta –insistimos, mítica- política son:
 La recuperación de la planificación desde el Estado como promotor del desarrollo y ordenamiento territorial.
 La promoción del desarrollo territorial, entendido como proceso mediante el cual se acrecientan las capacidades de un determinado territorio para alcanzar de modo sustentable el bienestar económico y social de las comunidades que lo habitan.
 La articulación de las políticas públicas de impacto en el territorio, superando la inercia heredada caracterizada por las miradas e intervenciones sectoriales que no dan cuenta de la compleja y dinámica vinculación entre ambiente, economía y sociedad.
 La participación y transversalidad en la planificación y la gestión, propiciando la articulación entre los distintos niveles de gobierno y el consenso con las organizaciones de la sociedad civil.

Con absoluta sinceridad todavía no vemos emerger por sobre la política económica neoliberal vigente en nuestro país este contradictorio discurso acerca de la política de desarrollo territorial estratégico sumado a las propuestas del documento sobre la “Argentina del Bicentenario. 1816-2016. Versión Preliminar ”; sino que más bien se advierte el predominio de una organización espontánea del territorio ligada a las fuerzas económicas y dependientes de las decisiones injustas empresariales, transnacionales, financieras y neocoloniales más que las propiciadas por otros actores sociales relevantes. Se identifican en el documento las áreas a cualificar, los corredores de conectividad que articulan el territorio y el sistema policéntrico de núcleos urbanos, etc. etc. etc., que aún son más palabras en el vacío de nuestro vasto territorio.

Lo que sí se advierte como real es una porción de la Argentina cada vez más rica –cercada por los límites de los clubes de campo o “countries” y en las ciudades segregadas-, distanciada de las otras Argentinas (la pobre, la marginada, la inaccesible, la ambientalmente deteriorada, la de los “otros” como los pueblos originarios).

A esta disparidad geográfico social se agrega hoy –circunstancialmente o no, mediáticamente o no-, pero sí cada día con más fuerza la oposición Campo-Ciudad o Campo-Gobierno que es una manifestación más de lo mismo que apuntábamos cuando esbozábamos la dicotomía Buenos Aires vs. El Interior, con ciertas disparidades que no es aquí el momento de profundizar.
Por último, desearíamos haber concretado otro balance geográfico para nuestro querido país, y poder distinguir como Harvey “espacios de la esperanza” nacionales, regionales y locales –los habrá, lo sé, embrionarios, identificables, pioneros-, pero no son ostensibles frente a la realidad nacional ya que la construcción de territorios para un futuro sustentable y humano no ofrece hoy visos de certeza en la Argentina del Bicentenario. Será, en consecuencia, la sociedad argentina la que decida y demande al respecto…

BIBLIOGRAFÍA CITADA.
Agüero, Ricardo. (1997). Las dos caras de la Argentina y cómo América Latina se manifiesta en nuestro territorio. Reflexiones geográficas Nº7. Río Cuarto: Agrupación de Docentes Interuniversitarios de Geografía.
Bruniard, Enrique (1986). Singularidades climáticas de América del Sur, Buenos Aires. Senoc. Serie PROMEC. Geografía.
Casas, Roberto. (1999). Los procesos de degradación y la conservación de suelos en la República Argentina. En La Argentina Ambiental. Diana Durán. Comp. Buenos Aires. Lugar Editorial.
Daguerre, Celia. Durán, Diana. Lara, Albina. (1992) Argentina. Mitos y realidades. Buenos Aires. Lugar Editorial.
Di Pace y otros (1999) Las utopías del medio ambiente. El desarrollo sustentable en la Argentina. Buenos Aires. Centro editor de América Latina.
Durán, Diana. La trama ambiental argentina y la educación. http://educacion.ecoportal.net/content/view/full/21389
Durán, Diana. La infancia en peligro en la Argentina. http://www.ecoportal.net/content/view/full/21195
Lara, Albina (2009) En Roccatagliata, Juan (coord.) (2008). Argentina. Una visión actual y prospectiva desde la dimensión territorial. Buenos Aires. EMECE.
Pengue, Walter. Cuando tenga tierra. GEPAMA. Universidad de Buenos Aires. En http://www.gepama.com.ar/pengue
Roffman, Alejandro (2000) Destrucción de las economías regionales, Buenos Aires, Edición Cono Sur,
Velásquez, Guillermo Angel. (2008) Geografía y Bienestar. Situación local de la Argentina luego del Censo de 2001.Buenos Aires. EUDEBA.

domingo, 16 de mayo de 2010

Medicina en Numen: Cáncer de cuello uterino

Por: el Dr. Antonio Damico

“Cada año tienen lugar en el mundo alrededor de 470.000 casos de cáncer de cuello uterino y la mayoría de ellos, en países en vías de desarrollo –donde es más frecuente y letal-. De esos pacientes, alrededor 280.000 mueren”.

Una enfermedad prevenible y curable

Con la detección precoz y un diagnóstico y tratamientos adecuados durante sus etapas preinvasoras, es posible lograr una taza de curación cercana al 100%.


El cáncer de cuello uterino es a nivel mundial el segundo tipo de cáncer más común entre las mujeres (después del cáncer de mama) y una de las causas de muerte más frecuente de nuestra población femenina.

El cáncer se produce porque una célula se vuelve atípica, comienza a crecer y multiplicarse rápida y desorganizadamente, dando como resultado la aparición del llamado tumor maligno o cáncer. Pero esto –a nivel del cuello del útero- no ocurre de un día para el otro, sino que es un proceso continuo.

Los métodos auxiliares que existen en la actualidad permiten descubrir etapas previas a la aparición del cáncer invasor que, con un tratamiento sencillo, pueden curarse.


Factores de riesgo

1. Conducta sexual: Probablemente, constituye el principal factor de riesgo debido al inicio precoz de las relaciones sexuales y al número de compañeros sexuales (cuanto más elevada es la cifra, mayor es el riesgo)
2. Factor masculino: Algunos estudios revelan que aunque las mujeres no reúnan ninguna de las conductas antes descriptas, puede existir riesgo elevado si el varón tiene varias compañeras y realiza una vida sexual promiscua
3. Tabaco: Se ha demostrado que el riesgo relativo con pacientes no fumadoras es mayor
4. Inmunosupresión: Se acepta que la misma predispone al desarrollo de neoplasias anogenitales
5. Enfermedades de transmisión sexual: El Virus del Papiloma Humano (HPV), se transmite sexualmente y hoy en día se le asigna un rol importante en la etiología del cáncer de cuello uterino. Según registros de la OMS (Organización Mundial de la Salud), al menos el 99% de los cánceres del cuello uterino contenía ADN del virus del Papiloma Humano

Evolución y diagnóstico

Frecuentemente, el cáncer de cuello uterino es una enfermedad progresiva. Comienza con cambios intraepiteliales que pueden transformarse en un proceso invasor.

El objetivo de todo programa es prevenir el cáncer invasor a través de la detección, diagnóstico y tratamiento temprano de esta enfermedad en sus etapas preinvasoras, cuando es posible lograr una taza de curación cercana al 100%.

Histopatológicamente, las lesiones cervicales de desarrollan a través de estadios preinvasores llamados lesiones intraepiteliales de bajo y alto grado (SIL BG/SIL AG); posteriormente, microinvasor y luego, invasión profunda y a distancia.

Aunque casi siempre el cáncer de cuello uterino invasor se desarrolla a través de grados progresivos de estas lesiones, no todos los SIL tienden necesariamente a la invasión. Algunos estudios demostraron que un porcentaje de los mismos han regresado y, si se tiene en cuenta que realmente no es posible a priori determinar cuáles son las lesiones que progresan y cuáles las que retrogradan, todas deben ser tratadas.

La experiencia nos dice que la forma más eficaz de plantear el tratamiento del cáncer de cuello uterino es diagnosticar y tratar adecuadamente los estadios premalignos. Para ello, se dispone de tres recursos clásicos de comprobada eficacia: Papanicolau (PAP), Colposcopía y Biopsia dirigida.

El Papanicolau (PAP), cuyo nombre deriva de su creador –el Dr. George Papanicolau- es uno de los métodos más sencillos para determinar si hay células anormales en el cuello uterino. Es una prueba rápida, sencilla y barata.

 Con un espéculo (instrumento para abrir la vagina) el médico tiene una visión directa del cuello uterino.
 Toma una muestra de células de la zona periorificial del cuello con una espátula especial (espátula de AYRE) y luego realiza un cepillado del anal.
 Estas células se colocan sobre unas láminas de vidrio que se envía al laboratorio de Patología.

Las mujeres que son o han sido sexualmente activas deben realizarse un PAP por año, independientemente de la edad.

En cuanto a la Colposcopía, ésta se realiza con un colposcopio. Se trata de un instrumento con una lente de aumento para visualizar imágenes del cuello uterino que se interpretan como normales y anormales. Mientras que la Biopsia dirigida se utiliza cuando existen imágenes anormales o sospechosas.

El diagnóstico final debe basarse en un informe de patología de una muestra de tejido. Este diagnóstico histológico es necesario para plantear el tratamiento a seguir.

Tratamiento

La elección del tratamiento va a depender del tipo de lesión que informe (SIL BG/ SIL AG)

 Métodos químicos: ácido tricloroacético al 90%; podofilino.
 Métodos físicos: crioterapia con óxido nitroso; vaporización láser.
 Métodos quirúrgicos: escisión Asa radioquirúrgica; cono láser; cono con Asa radioquirúrgica y cono con bisturí frío.

La vacuna

Estas medidas han reducido la mortalidad causada por éste cáncer drásticamente. Sin embargo, cada año tienen lugar en el mundo alrededor de 470.000 casos de cáncer de cuello uterino y la mayoría de ellos, en países en vías de desarrollo –donde es más frecuente y letal-. De esos pacientes, alrededor 280.000 mueren.

Desde 1990 se sabe que la infección por los tipos HPV de alto riesgo (16 y 18), ocasionan el 70 % de estos casos de cánceres. Además, la infección por HPV de bajo riesgo (6 y 11) está detrás del 99% de las verrugas genitales. De allí que la industria farmacéutica ha desarrollado una vacuna tetravalente, frente a las cuatro cepas de HPV: 6, 11, 16 y 18.

Aprobada por la agencia estadounidense del medicamento (FDA), esta vacuna demuestra una elevada eficacia, previniendo el 100% de las lesiones genitales externas y las lesiones preinvasoras de cuello uterino, frente a los tipos 16/18 de HPV. Se recomienda aplicarla a las mujeres desde los 9 años y hasta los 26, en forma rutinaria y en un total de tres dosis. Muy pronto será comercializada en nuestro país.

Por todo lo expuesto, insistimos: el cáncer de cuello uterino es una enfermedad prevenible y curable.

Anéctodas de un gran Científico: El Alemán de Bahía Blanca

Anéctodas de Miguel Eduardo Jörg: El alemán de Bahía Blanca
Por el: Lic. Ricardo Silva

“Allá por 1974, llegó a mis manos una revista que se compraba en la casa donde me crié. Llamó mi atención una nota sobre una enfermedad transmitida por un insecto llamado vinchuca. Según recuerdo, el Mal de Chagas estaba ocasionando la muerte de muchísima gente en el norte del país. No olvido la impresión que me provocó la foto de un niño chaqueño de mi edad. Tenía el ojo absolutamente hinchado, a raíz de haber contraído esta temible infección”.
(Para Etelvina)

Diez años antes…

- En 1963, estando en Nueva York --enviado por mi trabajo en la industria farmacéutica-- un argentino me invita a almorzar en el piso 40 de un club muy selecto. Mientras mirábamos por la ventana, se veían los techos de las casas vecinas, las azoteas con restos de basura, muebles, camas tiradas, colchones...le dije en inglés a mi amigo: “Uno desde aquí, creería que ve la cumbre del mundo, pero lo que ve es el culo del mundo”.

Atrás nuestro había unos ancianos sentados, que escuchaban regocijados lo que estábamos diciendo. Uno de ellos, muy refinado, comenta: “Es la frase más inteligente que he oído en el día de hoy”. Me doy vuelta, y otro de los ancianos de esa mesa me pregunta si no conozco a quien acababa de decir eso: “Se trata de Sir Bertrand Russell, Premio Nobel…”. Le dije que sí: “...el autor de Principia Mathematical?”. “No me diga que lo ha leído…”, me dice Russell. “Al revés, pregúnteme por qué no lo he leído”. Ante su sorprendida mirada, le dije: “Porque tiene sesenta páginas dedicadas a discutir si la unidad matemática es el cero o el uno”. Todos se echaron a reír, intercambiamos bromas y comentarios en un clima de total cordialidad, y nos despedimos.

- ¿Se volvieron a ver?

-Al año siguiente, nos volvimos a encontrar –casualmente-- en Canadá, en la Universidad Mc Masters, de Hamilton. Me contrató como chofer por una semana. A bordo del escarabajo que me había otorgado la industria farmacéutica, tuvimos largas conversaciones que pude registrar en un viejo grabador magnetofónico. Eran en un inglés de alto vuelo (que no hubiera podido traducir sin la ayuda de una joven franco-canadiense). Treinta años después, me las publicó la Municipalidad de Bahía Blanca. Luego le mandé la traducción para que la aprobara. Envió un telegrama deseándome suerte, con una frase humorística, haciendo un juego de palabras sobre la ayuda simultánea que podrían darme tanto Dios como el Diablo.

- ¿Ud. le contó que era médico investigador, del trabajo que había hecho en Argentina con Salvador Mazza?

- Sí, pero más que todo hablamos sobre la docencia, de la importancia de la comunicación y de los vicios de los medios masivos. Por sobre todo, disfruté del derroche de talento de un hombre de esa categoría (fue el hombre más brillante que conocí).

- ¿Cómo fue que lo contrató de chofer?

- Él tenía noventa años y, por ciertas dificultades económicas, estaba vendiendo gran parte de su biblioteca a la Universidad de Hamilton, a la vez que desarrollaba algunas actividades en la misma. Le habían querido poner una limusina, pero no aceptó. Fundamentalmente porque le desagradaban los “chupamedias”; y porque dentro de la formalidad que guardaba dicha institución, no lo llevaban a los lugares donde él quería ir. Vio que conmigo se podía divertir, hablar de ciencia y filosofía; sobre todo, porque lo llevaba --en complicidad-- a calmar “la sed” que le daba a cierta hora del día. Russell, sentía debilidad por bajar del auto a puestos similares a nuestros carritos choriceros; pero lo que gustaba de beber, no era exactamente agua, sino una copita de brandi.

Ironías del destino

Entre 1996 y 2000 viví en el edificio Atenas XIII, ubicado en la calle Bolívar al 2900, de Mar del Plata. Allí comencé a cruzarme con un simpático anciano que se movilizaba con la ayuda de un bastón. A veces coincidíamos, al salir o al entrar del edificio. Si bien, yo no tomaba el ascensor porque vivía en el primer piso, por amabilidad con este vecino del séptimo, no pocas veces le abría y le cerraba la puerta. Siempre nos saludábamos, sin saber nuestros nombres.

Muy poco tiempo antes, había sido estrenada la película “Casas de Fuego”. Tenía idea que refería a la vida de Salvador Mazza, el creador de la vacuna contra el Mal de Chagas, y que había sido protagonizada por Miguel Ángel Solá.

Adolfo Vargas, el encargado del edificio, me dijo algo después: que ese viejito se llamaba Jörg y que había sido el principal colaborador de Mazza. Contó, además, que fue consultado para la realización de “Casas de Fuego”, pero que él no estaba de acuerdo con los directores –quienes pretendían manipular los datos para hacerla una película más comercial--.

En plena década infame

- Conocí a Roberto en 1929, trabajando en el diario “Critica”. Natalio Botana le hizo mención de que yo estudiaba medicina y ciencias naturales, y que me había comprado un microscopio. Ahí nomás se dijo: “Ese es mi hombre”. A la media hora lo tenía en casa para que examinara muestras de tejidos impregnadas con caucho vulcanizadas (con las que pretendía crear medias de mujer a las que no se le corrieran los puntos). De manera que lo tenía continuamente ahí, en casa, con las muestras.

Era un hombre muy desalineado en su aspecto. La primera vez que vino, mi madre me dijo en alemán: “De dónde sacaste a este punto?”. Lo notable, es que le hace señas y le dice: “Señora, ud tiene voz de contra-alto, por casualidad, no canta?”. Mi madre le respondió que sí, que forma parte del coro de la Sociedad Suiza. “Uhhh, señora, no sabe cuánto admiro esas voces que ya no quedan, es un privilegio...por qué no me canta algo?”. Mi madre se negó en un principio, pero --tanto le insistió--, que terminó entonando una canzonetta italiana. “Aplaudí a tu madre”, me dijo.
Al rato, apareció mi madre con dos tazas de café y una torta que había preparado. Luego me diría: “Será un atorrante, pero es muy inteligente”.

El invento de las medias vulcanizadas fue en 1930. Llegó a patentarlo recién en 1942, dos meses antes de morir. Dejé de tratarlo cuando se casó por segunda vez.

- ¿Recuerda alguna otra anécdota con él?

-En 1933, el Centro Cultural casi más importante de Buenos Aires era un cenáculo que llamaban “La Peña”(al fondo del subsuelo del Tortoni). Ser aceptado allí, equivalía a ser consagrado desde el punto de vista literario. Fuimos una noche con el que luego sería mi cuñado y un autor teatral que había sido invitado. Un cronista iba a analizar un libro de Paul de Cruyff. Mi cuñado, me dijo de invitar a Arlt. Cuando le dijimos, respondió: “Ya me han echado de ahí...una vez fui con José Portagalo, autor de un libro de poesía que había recibido un premio municipal; era una poesía marginal y muy cruel...no la soportaron”. Lo convencimos para que fuera, ya que sólo lo íba a hacer como espectador.

El cronista hizo una descripción muy precisa del libro de Paul de Cruyff, que hablaba sobre investigadores célebres. Sobre el final de su alocución, comentó que nuevamente la literatura había rescatado del olvido a personajes que la humanidad les debía muchísimo; nadie los recordaba, --dijo-- ni siquiera había calles o plazas con su nombre. Entonces, se paró Arlt, pidió la palabra y agregó: “Esta es la oportunidad para rescatar del olvido a alguien que nadie tiene presente, pero con quien tenemos contacto todos los días inevitablemente y que, sin embargo, tampoco tiene ni una calle, ni una plaza, ni un libro que lo recuerde. Tal vez desde este centro, con todos ustedes, podamos rescatar a esa persona del olvido”.

La mayoría preguntaba, en voz alta, a quien se referiría. “A John Pescada”, dijo muy firme y decidido. Hubo gritos y ruidos de gente que comenzó a patear el piso. Una persona de la primera fila preguntó quién era John Pescada. “El creador del inodoro de loza, con el cual vuestras dignas humanidades, partidas por el medio, toman obligadamente contacto, todos los días”. Una directora de un colegio secundario, indignada, pidió a los gritos la expulsión de tamaño caradura. Otros se unieron a su reclamo y nos tuvimos que levantar e irnos.

Mientras emprendíamos la retirada, Roberto me dijo al oído: “No le hagas caso a la vieja, o es seca de vientre, o caga en una pelela”.

Maestros de maestros

Enrique Pichon Riviére fue uno de los pioneros del psicoanálisis en la Argentina. Mientras estudió medicina, cohabitó una pensión junto a Roberto Arlt. Los más brillantes psicoanalistas de la época no dudan en considerarlo como el más indiscutido maestro de esta joven disciplina. En una serie de entrevistas que le hiciera Vicente Zito Lema, allá por mediados de la década del ‘70 (probablemente en el mismo tiempo donde yo leía por vez primera sobre la vinchuca y el Mal de Chagas), Pichon le dirá a éste que, a la vez, “su” maestro fue Roberto Arlt.


En la puerta del Atenas XIII

El 27 de Febrero de 1997, volvía de la Facultad de Psicología de Mar del Plata. A pesar que decidí no avisar a nadie que iba a dar mi último examen final, algunos se enteraron y fueron a acompañarme. El resultado es que regresé al Atenas con algo de harina y huevo por encima de mi humanidad. Serían las 18 hs. En la puerta, estaban Jörg y Vargas conversando. Éste último le dijo: “Tenemos un nuevo psicólogo en el edificio”. Jörg se sorprendió y me recriminó que nunca le hubiera dicho nada.

“De modo que hoy se recibió?”. Le aclaré que aún no, que me falta la tesis. “Y sobre que piensa escribirla?” –preguntó-. Le respondí que sobre la obra de un psicoanalista argentino llamado Pichon Riviére. “Va a escribir sobre mi amigo Enrique…? Pase a verme cuando quiera, que tengo algunas cosas para contarle”.

Ese fue el inicio de mi amistad con el Dr. Miguel Jörg.

Entre microbios y macrobios.

- En 1929 asistí al Congreso Internacional de Biología de Montevideo, presenté unos parásitos intestinales que había encontrado en aborígenes del Chaco. En honor a Mazza -sabía que era un gran investigador- le puse su nombre.

Me enteré que estaba en Buenos Aires. Como tenía el instituto en Jujuy, lo fui a visitar y le presenté el protozoo que había descubierto. Se sintió muy halagado porque un muchacho joven se acordó de él. Años antes había dirigido el laboratorio donde yo trabajaba por entonces. Estudiando la brucelosis, al año siguiente lo visitó. Al mostrarme sus preparados, se sorprendió de la facilidad con que podía leerlos. Y me dijo: “Ud. va a entrar a trabajar conmigo”.

En 1932 me contrató como auxiliar para el estudio anatomopatológico en su instituto. Comencé a viajar regularmente a Jujuy para acompañarlo. En 1935, siendo aún estudiante de medicina (si bien había estudiado Ciencias Naturales en Alemania) me nombró Jefe de Laboratorios de la institución que dirigía, la MEPRA . Trabajé con él hasta su muerte en 1946.

- ¿Qué puede destacar de esta experiencia?

- Mazza tenía especial interés en estudiar a los indígenas, dado que --para él-- la enfermedad de Chagas no estaba presente en ellos, sino que era producto de la aculturación. La llegada de inmigrantes dio lugar a la construcción de ranchos, lo que permitió que las vinchucas invadieran las moradas, transmitiendo el tripanosoma -que antes sólo estaba presente en animales silvestres- a seres humanos.

No encontramos la enfermedad en ninguna de las tres grandes tribus que estudiamos: los jíbaros (en Ecuador), los tapirapés (Brasil) y los tobas (Chaco). Por el elevado número de complicaciones cardíacas, el Mal de Chagas sigue siendo la cuarta causa de muerte en América.
Nos encontramos con los mismos problemas que se encontró Carlos Chagas, cuando descubrió el tripanosoma. Las autoridades gubernamentales consideraban que haber descubierto una enfermedad propia del Brasil, de altos índices de mortalidad, que afecta mayormente a sectores carenciados, perjudicaba los intereses nacionales. De modo que se comenzó a negar la enfermedad.

Mazza notó que los descubrimientos de Chagas eran ciertos. Recorrimos todo el país en un vagón laboratorio, siguiendo la ruta de la vinchuca y otros insectos. Esta técnica de exploración sanitaria no tenía precedentes y fue creada por él.

- ¿Cómo llegaron a la vacuna?

- La ensayamos muchísimo; tuvimos resultados alentadores en animales, pero no así con seres humanos. No pudimos erradicarla en personas ya infectadas, entonces la consideramos “no lograda”. Lo que sí logramos, es detener la primera fase de infección, y evitar la producción de la enfermedad. Aún se está trabajando intensamente, tanto en Brasil como en Argentina, donde el equipo del Dr. Storino, en La Plata, ha avanzado y proseguido mis investigaciones. De todos modos, no hemos logrado neutralizar el Mal de Chagas.

A bordo de la nave

Mis conversaciones con Miguel comenzaron con Pichon Riviére, siguieron con Mazza, Arlt y Russell. Hasta me contó de sus encuentros con Neruda y Horacio Quiroga, pero terminaron abarcando todo tipo de temas. Me recibí e inicié como psicólogo, casi a su lado y con todo su aliento. Hasta tengo el honor de acompañar algunas de sus últimas aventuras. En radio, en televisión, en los diarios, en bibliotecas populares, en la escuela fundada por su amigo Pichon Riviére en Buenos Aires.

La universidad lo venía ignorando, hasta que la vida me dio la oportunidad de poner fin a tal situación: al darme (y darle) el gusto, de organizar desde el Seminario Permanente de Derechos Humanos de la Facultad de Psicología (actividad de la cual formé parte del equipo docente) una jornada en su homenaje. Pocos lo saben, pero se realizó el domingo 4 de abril de 1999. Ante más de cien personas; se pasó “Casas de Fuego”. Luego, en una velada de la que participó un emocionadísimo Miguel Ángel Solá, se dio una charla inolvidable para todos los que allí estuvimos.

Pero la cosa no terminó allí. Me tocó estar a su lado cuando en agosto del mismo año se conoció en mi propia casa con Ana Quiroga (la última compañera de Pichon Riviére). Y un año después, cuando me pidió que lo acompañe a una nueva charla-debate que tuvo con Mario Bunge, el encumbrado científico argentino radicado en Canadá.

En septiembre de 2000 vendí mi departamento del Atenas XIII y me comencé a despedir de Miguel Jörg a través de una carta. Entre otras cosas, le recordé algo que había leído sobre él en una revista llamada “Todo es Historia” (Nº 225, enero de 1986). Ese número contaba con un artículo de veintitrés páginas, firmado por Hugo Castagnino, dedicado a “Mazza y la lucha contra el Mal de Chagas”. En el mismo, se incluyó todo un apartado al destacado papel de Miguel Jörg en esta gesta. Refirió a la solitaria cruzada que continuó realizando luego de la muerte de Mazza. Daba cuenta que Jörg --a pesar de su nuevo trabajo en la industria farmacéutica-- prosiguió sus investigaciones con fondos propios, convirtiéndose en el científico con mayor cantidad de escritos sobre el Chagas (habiendo superado los quinientos trabajos). Se hacía referencia, a la vez, a los fondos que recibió por gestión personal de Bertrand Russell, a partir de la amistad que habían hecho en la década del 60’.

De todo lo que le dije en esa carta, quiero destacar algo que muchas veces pensé, que escribió Castagnino y que me tocó constatar personalmente. Paso a extractar pasajes de esa nota:
“En algún congreso médico nacional se dijo alguna vez que si Jörg viviera en algún oculto pueblo montañés de Suiza o de Alemania, recibiría la peregrinación constante de argentinos interesados en recibir sus enseñanzas y gozar de su claridad de juicio y riquísima experiencia. En realidad es al revés, a su modesta residencia en Mar del Plata lo visitan científicos extranjeros y recibe una bolsa diaria de correspondencia que proviene del país y del exterior. Es más que razonable pensar que diferente posición ocuparía Jörg en otros países que le asegurarían respeto, reconocimiento y facilidades para seguir pensando y produciendo sabiduría...”.

Prosigue diciendo que:

“Vive en Mar del Plata, de lo que le proporciona una muy magra jubilación, y de pequeñas asesorías o traducciones para laboratorios de la industria farmacéutica. A pesar de todo, sigue escribiendo, sigue pensando y brindando ideas y entusiasmo a muchos que se le acercan llenos de respeto, afecto y admiración. Es muy difícil explicar a los extranjeros que lo conocen bien, el desperdicio que el Estado y sus instituciones han ejercido con los grandes argentinos talentosos --entre los que se encuentra Jörg-”.

Después del fin…

Cuando compré mi casa, Miguel quiso pagarme la escritura. Me incliné a no aceptar. Un colega y amigo me dijo que lo hiciera, que a un tipo así el agradecimiento se lo íba a poder dar en los próximos treinta años.

Ya mudado, nos seguimos viendo más espaciadamente, pero nos llamábamos por teléfono con cierta frecuencia. En junio de 2002, me comuniqué varias veces y no me atendió nadie. Alarmado, llamé a Vargas, quien me dijo que Miguel había empeorado su salud, por lo que sus familiares decidieron internarlo en un hogar de ancianos.

Fui a visitarlo unas cuantas veces. No me gustó el lugar. Hablé por teléfono con su hija; le dije que podía conectarla con un hogar mucho mejor y por el mismo costo (Miguel merecía un hogar mejor). Se enojó conmigo, tratándome de entrometido. Con gran dolor, bronca e impotencia, estuve por última vez con mi amigo en el mes de septiembre. Por honor a Jörg no quise confrontar con su familia --quizá tendrían sus razones--. Sólo ellos saben...

Atrás quedó el sueño de escribir algo sobre su vida. Hasta estos días, permanecieron inmóviles los diez cassetes con las charlas que mantuvimos en su departamento, durante el crudo invierno de 1999. Me sentía un poco en deuda con alguien que en los tramos finales de su fantástica batalla contra la muerte, me honró con su amistad, me transmitió su esperanza, y me alentó, como pocos, a que desde mi lugar siguiera esa misma batalla.

El domingo 17 de Noviembre de 2002, al volver de un congreso en Buenos Aires, me entero telefónicamente --a través de mi madre-- que Miguel Jörg había dejado de existir. Irónicamente, ese mismo día finalizaba el “Primer Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos”, organizado por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.

Si las cosas son como algunos creen, no tengo duda que se mismo día fueron a esperarlo del otro lado, tanto Salvador Mazza como Bertrand Russell, Enrique Pichón Riviére y Roberto Arlt. Si las cosas no son así, debo reconocer que es hermoso imaginarlo. De lo que no tengo duda es de la gran satisfacción que me da evocar, de esta forma, a uno de los pocos y auténticos próceres que tuve la fortuna de conocer. Se llamaba Miguel Eduardo Jörg; nació en 1909 en Ingeniero White y lo llamaban “el alemán de Bahía Blanca”.